“No han acertado ni una”. Antonia Romero, una vecina de El Verger, se queja amargamente apenas unos días después de que faltara su marido. Pero no va a parar de luchar, advierte, hasta “que se haga justicia”. Ya ha puesto en manos de abogados el caso de su esposo, Vicent Serra, al que tardaron más de un año en diagnosticarle un tumor y que falleció en el hospital de Dénia el pasado día 10. Ella está convencida de que contrajo una meningitis en el hospital cuando le realizaron la biopsia y que fue eso, y no el tumor, lo que le causó la muerte.
Antonia Romero, ayer en su domicilio de El Verger donde atendió a La Marina Plaza.
El caso es que, asegura, la empresa que gestiona la sanidad en la comarca, Marina Salud, ha encadenado un error tras otro hasta el fatal desenlace. Todo empezó hace alrededor de un año, cuando su marido, de un día para otro, perdió la audición en uno de los oídos. Por aquel entonces, Vicent tomaba medicación contra la hipertensión, y en el Centro de Salud de El Verger le dijeron que los problemas de escucha le venían provocados por las pastillas. No obstante, “le pidieron una audiometría, pero nunca le llamaron del hospital”.
Mientras, en lugar de mejorar, los problemas crecían. “Se le durmió la parte izquierda de la cara y se le taponaba la nariz”, recuerda su mujer. Pero la doctora del centro de salud “seguía diciendo lo mismo, que era efecto de las pastillas”. Le cambiaron la medicación, pero tampoco mejoró, lo que llevó a Vicent a acudir a otro médico del centro de salud, que le dio medicación contra la sinusitis, le encargó una radiografía y ya le dijo que veía “algo raro”.
El doctor le pidió entonces “una cita urgente” con el otorrino del hospital, pero se la dieron para el 7 de enero (un mes más tarde). Vicent prefirió no esperar y acudió a la consulta privada de un otorrino, que confirmó los peores pronósticos. Tenía un tumor, y estaba bastante extendido.
A partir de ahí se acelera el proceso, y Vicent es sometido a una biopsia una semana después, el 19 de diciembre. Y durante los próximos “5 ó 7 días”, le realizan un TAC, las pruebas de anestesia,… El TAC confirma que tenía, señaló Antonia, “un tumor importante”. “El doctor nos dijo que no era operable, y que un tumor tan escampado daba tantos síntomas que era imposible que nadie le hubiera enviado antes a hacerse un TAC”. Y es que Vicent ya hacía tiempo que “se ahogaba; no podía tomar aire por la nariz”, recuerda su mujer.
Después de la biopsia, su marido estuvo tomando antibióticos durante cinco días, y las molestias iban a menos. La familia empieza a ver un resquicio de optimismo que se confirma cuando el oncólogo del hospital “nos dijo que era un tumor muy complicado, pero que podía recuperarse”. Antonia aún recuerda las palabras de ánimo del especialista: “Sólo faltaba que no pudiera combatir yo un tumor en una persona joven”. Vicent tenía 51 años.
Sin embargo, las esperanzas se truncan el 8 de enero. Vicent llevaba un par de días con unas décimas de fiebre y síntomas de catarro. Dormía la siesta y “de repente, hacia las seis de la tarde, se despierta y ya no nos conocía a nadie”. Ya nunca recuperaría la conciencia. Una ambulancia le trasladó al hospital, donde “llegó con 34,5 de fiebre”. Pese a la anormal temperatura, le llevaron a un box (eran las 18.45 horas) y no hicieron más que suministrarle, según su esposa, un tranquilizante. Cuando empezó a despertar, le ataron a la cama, pues intentaba continuamente zafarse, y más tarde le pusieron oxígeno. “No le hicieron nada más”. A las 23.30 horas, “aún estábamos esperando a que le dieran el antibiótico” que le habían dicho que le suministrarían. Todo ello en un área de Urgencias “a tope”.
La mujer del fallecido denuncia que su marido apenas recibió atención en más de cinco horas que permaneció en Urgencias hasta que sufrió la parada cardíaca
A las doce de la medianoche, Vicent entra en parada cardíaca. Se lo llevan a reanimación y baja a verlo el personal de la Unidad de Cuidados Intensivos. Tras más de media hora, se lo llevan a realizar un TAC, que descarta que el tumor se le haya extendido al cerebro, y lo pasan a la UCI.
“Yo creo que, ahí, él ya estaba muerto”, señala Antonia, que explica perpleja que durante todo el día siguiente y el posterior, dejaran a la familia estar con el enfermo todo el día en la UCI. Durante esos dos días, le repiten a Vicent diferentes pruebas para ver si era posible recuperarlo. Finalmente, el viernes 10 las pruebas vuelven a salir mal por la mañana, y otra vez por la tarde. Ya no hay nada que hacer, y a las 16 horas desconectan a Vicent de la máquina de respiración artificial. En apenas cinco minutos, “se le paró el corazón”.
Para entonces, Antonia ya tenía el convecimiento de que su marido no había fallecido del tumor, sino de una infección. Sostiene que fue una meningitis de la que está convencida de que se infectó durante la biopsia en el hospital. Sin embargo, afirma que en el parte de defunción del hospital figura el tumor como causa de la muerte.
Sus sospechas se confirman esa misma tarde del día del deceso. Saliendo del tanatorio, le llaman del hospital para comunicarle que acudieran a vacunarse todos los familiares y amigos que habían mantenido relación con Vicent en los días previos y tuvieran algún problema de salud, pues en las analíticas se había detectado la presencia de un neumococo.
Marina Salud asegura que informó a la familia de la infección y lo comunicó también al Centro de Salud Pública
La empresa Marina Salud confirmó ayer, al ser consultada por este caso por LA MARINA PLAZA, que la causa de la muerte de Vicent Serra fue “una infección por neumococos”. No obstante, considera muy poco probable que esa infección se produjera en el hospital. De hecho, fuentes de la concesionaria de la sanidad comarcal señalaron que la infección por esta bacteria es “de las más habituales y suele darse incluso más fuera de los hospitales”.
De hecho, explicaron, se calcula que esta bacteria está presente en un 10% de la población, aunque no todos los casos desarrollan una enfermedad.
Los neumococos pueden causar infecciones de distinta índole, desde sinusitis, neumonías o peritonitis, hasta meningitis y sepsis. No obstante, Marina Salud asegura, en contra de lo que sostiene su mujer, que Vicent Serra no falleció por meningitis.
En cualquier caso, el hospital aplicó en esta ocasión el protocolo habitual de comunicar la infección a Salud Pública. Además, la empresa asegura también que se ha informado en todo momento a la familia del fallecido.
En cuanto a las quejas de Antonia Romero sobre la atención primaria recibida por su marido en el Centro de Salud de El Verger, Marina Salud se limitó ayer a defender la profesionalidad de los trabajadores sanitarios de la comarca sin entrar a valorar casos concretos